Japón, Japón...
Todos sabemos el rechazo que producen las consolas de Microsoft en Japón. Un fastidioso "racismo consolero" que no lleva a ningún lado, salvo a fastidiar a todo lo extranjero que pise tierras niponas e invadan un terreno que, en apariencia, debe la vida al cien por cien al país del sol naciente. Como occidental que es uno, aparte del hecho de que un servidor es bien sabedor de las increíbles bondades de Xbox 360, duele un poco el ninguneo masivo que sufre la consola más potente de la actualidad.

La actitud de Japón en estos temas es un poco intratable. No se puede negar la genialidad de muchas de sus cosas, pero el ser tan cerrados puede ser, en cierto modo, una auténtica traba para sí mismos. Existen hirientes detalles como el hecho de que los juegos occidentales publicados en Japón para Playstation 2 ocupan un lugar "aparte" en las estanterías de las tiendas japonesas... Toda una declaración de intenciones que, la verdad, no deberían dejar indiferentes a los usuarios occidentales. Y es que todavía hay muchas personas por estos lares que discriminan las posibilidades de Xbox 360 en base a la fría acogida en el país del sol naciente... ¿es justo?
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